La adolescencia es una de las etapas más intensas de crecimiento y desarrollo físico, emocional y cognitivo. En los últimos años, hemos visto un aumento preocupante en la exposición temprana a dietas restrictivas, trastornos de la conducta alimentaria y consumo elevado de alimentos ultraprocesados.
Este es un momento clave para fomentar hábitos que impactarán el bienestar a largo plazo. Pero los adolescentes no necesitan solo indicaciones rígidas: necesitan comprender el “por qué” detrás de sus decisiones alimentarias.
Estudios recientes han demostrado que una alimentación rica en proteínas de calidad, grasas saludables y carbohidratos de valor como frutas y vegetales verdes, especialmente, contribuye significativamente al desarrollo neurológico, la regulación hormonal y el rendimiento académico.
Un metaanálisis publicado en The Lancet Child & Adolescent Health de 2023, reveló que los adolescentes con patrones alimentarios más equilibrados mostraban menor riesgo de ansiedad y depresión, mejor calidad del sueño y mayor capacidad de concentración.
Por otro lado, se ha relacionado el consumo frecuente de alimentos ultraprocesados con alteraciones en la microbiota intestinal, inflamación de bajo grado, y desequilibrios metabólicos. Es importante aclarar que no es el sodio en sí el problema, sino su exceso proveniente de este tipo de productos, que suelen contener también aditivos y grasas proinflamatorias.
Fomentar la conexión con el cuerpo: Ayudarlos a identificar cómo se sienten después de comer ciertos alimentos.
Incluir al adolescente en decisiones: Como la planificación de menús o la preparación de comidas. Esto fortalece su autonomía y conciencia.
Modelar con el ejemplo: Los adolescentes tienden a replicar lo que ven en casa más que lo que se les dice verbalmente.
La adolescencia es una ventana de oportunidad para establecer hábitos que marcarán su salud futura. Como profesionales, el enfoque debe ir más allá del peso o las calorías, y centrarse en una alimentación que apoye la salud mental, el rendimiento físico y cognitivo, y la construcción de una relación sana con los alimentos.